viernes, 15 de agosto de 2008


Informe de Transparencia Internacional: La corrupción en el sector del agua, 2008

El informe mundial 2008 (en lo que a Chile concierne: demasiado general, referido a marcos legales y sin "estudio de casos"), basado en espectos realizado por Transparencia Internacional a partir de estudios realizados en 35 países y considerando la información disponible en todos los países del mundo, dónde esta activa organización se encuentra, utiliza indicadores de seguimiento consensuados en la comunidad global, que se traducen en un "Indice de percepción de la Corrupción". Aunque la corrupción en los gobiernos es un tema que viene siendo considerado hace al menos un decenio, tanto por organizaciones de defensa de los ciudadanos, como por instituciones que regulan los sitemas financieros, organismos internacionales y gobiernos de los países, en tanto uno de los principales aspectos que es necesario superar para instaurar la "gobernanza", acá se trata de manera específica la corrupción en el ámbito del agua. Siendo crecientemente mayor la importancia económica del recurso hídrico, en tanto sustancia a la vez esencial a la vida de la especie y bien cada vez mas escaso, la atención de este informe se focaliza en los mecanismos ocultos a la luz pública y al conocimiento de la ciudadanía, que operan socialmente, para lograr beneficios particulares de esta situación. Esta nota que acompaña el vínculo al informe señalado, y que reponde a la preocupación mundial creciente sobre el recurso hídrico y los intereses que genera, señala finalmente que en éste ámbito, Chile, ocupa el puesto 22 entre 180 países considerados y que nuestro país responde a los compromisos que se desprenden de la firma y ratificación de las Convenciones y acuerdos internacionales detallados a continuación:


Chile:
Corruption Perceptions Index 2007: 7.0 (22nd out of 180 countries)

Conventions
OAS Inter-American Convention against Corruption
(signed March 1996; ratified September 1998)

OECD Convention on Combating Bribery of Foreign Public Officials
(signed December 1997; ratifiedApril 2001)

UN Convention against Corruption
(signed December 2003; ratified September 2006)

UN Convention against Transnational Organized Crime
(signed December 2000; ratified November2004)

Full text:
http://www.transparency.org/content/download/32994/505946

sábado, 19 de abril de 2008

Convergencia, síntesis e innovación.

Sobre el significado de un Laboratorio como interfase.
Rainer María Hauser.

El laboratorio en la punta de la lengua.
Podríamos decir que el enorme crecimiento, la extrema complejidad y la increíble velocidad transformadora de los desarrollos sociales y tecnológicos que caracterizan a la sociedad global contemporánea, encuentra un paradojal “atractor extraño”
[1] en la situación actual de la antropología. En efecto, tanto por la innegable importancia y alcance de sus aportes teóricos, como por la temprana evolución del completo arsenal metodológico, que identifican desde sus orígenes a la disciplina con la práctica social, no existe mejor perspectiva que la antropológica[2] para realizar la síntesis comprensiva del mundo en que vivimos y contribuir con soluciones realistas e innovadoras a los problemas que debemos resolver como humanidad.
Sin embargo, se constata por el contrario, un tibio proceso de formación académica -en la mayoría de los casos reducido a temáticas y procedimientos institucionalizados-, a un pobre desarrollo investigativo, reducido a líneas tradicionales y un casi nulo impacto comunicacional de opinión sobre la sociedad mayor. Salvo contadas excepciones, expresión de determinados liderazgos universitarios, la situación descrita que nos afecta, no es distinta en el resto del mundo. Huelga decir que ello afecta negativamente el desarrollo y perspectivas del oficio, como limita las probables soluciones que nuestra decidida atención sobre un mundo planetario, diverso, interconectado y en permanente transformación, necesita. De allí la necesidad de contar con un Laboratorio de Antropología, espacio interactivo de retroalimentación permanente, que al conjugar los elementos documentales del pasado, los imaginarios activos del presente y los principios prospectivos del futuro, permita, a través de la puesta en marcha de un completo plan de comunicaciones, iniciar un proceso de reencantamiento de la disciplina hacia el interior y lograr un nuevo tipo de reconocimiento social que consolide sus proyecciones hacia el exterior.
Y es que si el concepto de laboratorio ha sido de alguna manera constante en las diversas escuelas de antropología y uno puede encontrarlo diferencialmente tanto en Boas y Brown, como en Murdock[3], Malinowski o Bateson, Mead y Benedict, Birdwhistle y Hall, es no obstante apropiado señalar que su formulación precisa, de acuerdo a los alcances que planteamos, se encuentra fundamentado -de manera por demás visionaria-, en las palabras finales de Antropología Estructural[4], dónde al caracterizar los futuros desafíos de la disciplina establece la “forma laboratorio”, como la solución mas apropiada para llevar a cabo el estudio de los fenómenos sociales más difícilmente reductibles a categorías conocidas, o “las formas límites” de las relaciones sociales, garantizando en la estrecha relación allí hecha posible entre los procesos de investigación y formación, la apertura de la profesión hacia los nuevos campos que conformarían el que ya es nuestro cotidiano.

La definición de áreas operativas del Laboratorio de Antropología Social, debe ser el resultado de una primera fase de instalación dialógica, producida a partir de su implementación, no obstante, siguiendo el esquema de desarrollo clásico que identifica la actividad universitaria con docencia, investigación y extensión, podemos con propiedad anticipar la evolución de al menos dos que resultan prioritarias en la actual coyuntura y que sirven como “plataforma de lanzamiento” del laboratorio: nuevas tecnologías de Información y Comunicación y cambio de paradigma en la enseñanza.

Un par de ideas y algo de análisis estratégico.
Si la sociedad de la Información ha generalizado la conciencia que el uso de las tecnologías de información, implica ciertos aprendizajes necesarios en el uso y aprovechamiento de las herramientas de las que disponemos, podríamos decir que la marcha hacia la Sociedad del Conocimiento
[5], está caracterizada por la importancia cada vez mayor que se otorga a los criterios de colaboración y generación de conciencia colectiva. Sociedad en la cual los desarrollos tecnológicos y sus aplicaciones en las diversas esferas de la sociedad humana no constituyen ya el fin, sino un medio que permite la generación de cualidades sustentables y cuyos alcances se objetivan en la profundización de las formaciones democráticas y participativas, la Sociedad del Conocimiento, se define como “orientada hacia el desarrollo, colaborativa y centrada en las personas.

El desarrollo de programas libremente accesibles, que permiten esta modalidad de trabajo colaborativo, han proliferado en el último tiempo, generando un verdadero movimiento de participación masiva que bien podría señalarse como ejemplo de un nuevo paradigma. Dos elementos centrales son destacables en esta perspectiva, el que el conocimiento se conciba como un proceso de construcción colectiva y el que las herramientas que permitan su generación sean de libre acceso.

En el ámbito académico, el Informe Boyer (USA: 1994), parece haber venido a iniciar una línea de análisis crítico acerca de las condiciones del nuevo escenario en que se enfrentarían los desafíos de la educación superior y la creciente importancia de la investigación y la innovación sobre concepciones y metodologías de la enseñanza, que serían recogidos posteriormente por instituciones y países, para considerar la enseñanza superior en el siglo 21, dónde las condiciones de la globalización y particularmente el acceso masivo a Internet concurren a establecer modificaciones de los métodos tradicionales que van más allá de la forma. Así, el Banco Mundial, UNESCO (1996), UNESCO-Banco Mundial, Informe Attali (Francia), Informe Bologna (Italia), Informe Dearing (Inglaterra), Informe Universidad 2000 (España), Informe ANUIES (México), entre otros y con escaso margen de tiempo entre sí, han contribuido a sentar las bases teóricas y los acuerdos que ha requerido una implementación creciente de Plataformas Virtuales y herramientas de trabajo colectivo en todos los ámbitos de la actividad humana y especialmente en el ámbito académico. Solo para dimensionar la magnitud del proceso (e incentivar la búsqueda), señalemos la ya célebre iniciativa de Curso Abierto del MIT, Open Course Ware, y el recientemente creado -en Abril del presente año-, Portal Virtual de la UNESCO,
www.ocw.mit.us , http://portal.unesco.org/ci , en sus URL respectivas.

Podemos señalar como corolario del enfoque teórico que se sustenta en el nuevo modelo así generado, que: el método tradicional de enseñanza universitaria, entendido sobre la base de la transmisión de conocimientos desde un “experto” profesor a alumnos que los asimilan, ha entrado en una crisis irreversible, no siendo lo fundamental aquello que se sabe de manera personal, sino el proceso de construcción colectiva del conocimiento, instalado como proceso de aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida. En la sociedad de la información y el conocimiento no se valorará tanto a personas tituladas que tengan determinada información, sino mas bien a quienes hayan desarrollado las capacidades y habilidades para buscar, obtener y procesar analíticamente dicha información y que sean capaces de convertirla en conocimiento activo que pueda ser aplicado en distintos contextos profesionales.

Para generar las condiciones que requiere la producción de profesionales de excelencia que desarrollaren las competencias profesionales y la capacidad para el aprendizaje autónomo que les serán imprescindibles en su futuro profesional y que los posicionen adecuadamente en el nuevo contexto de la sociedad del conocimiento, es necesario desarrollar un nuevo tipo de instrucción universitaria, centrada en el aprendizaje activo del alumno, para lo cual el aporte de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, así como el manejo de lenguas resulta imprescindible.

La implosión de la explosión (y viceversa).
En el ámbito concreto de las herramientas colaborativas, ha surgido con inusitada fuerza (que algunos investigadores califican de “salto cualitativo” de Internet) en los últimos tres años, poderosos desarrollos que simultáneamente han aumentado exponencialmente sus capacidades funcionales, a la vez que simplificado las condiciones de utilización y acceso, de tal manera que aplicaciones Web que hasta hace apenas un par de años eran privilegio de especialistas en informática, se han transformado en herramientas simples al alcance de todos. Seamos reiterativos en señalar, que lo mas importante de ellas, sin embargo, no radica en los aspectos técnicos que implica su mayor capacidad y facilidades de uso, sino en el ambiente comprensivo de participación colectiva que generan. Es así que el surgimiento de los Blogs, los Wiki y otras aplicaciones Web, así como el activo uso de multimedia que permiten generar, ya ha sido identificado como la Web 2.0 o Web Social. Este fenómeno, que se encuentra a la base de nuestra propuesta de laboratorio, por cuanto nos permite acceder al lugar hasta hace poco privilegiado de utilización simple y gratuita de sofisticadas herramientas de trabajo colaborativo, desde un origen mas bien literario, han pasado a ser de uso corriente, en empresas, institutos de investigación, organismos internacionales y por cierto instituciones académicas de todo el mundo. Algunas experiencias destacables existen también entre nosotros en el ámbito del Gobierno (
www.siischilesolidario.blogspot.com).

La comprensión de estas realidades por la antropología, así como la creciente conciencia de estar estableciendo redes y rizomas con las temáticas y desafíos que se plantean en la sociedad mayor, en vincula en el mismo plano el ámbito nacional e internacional, hacen que AntLab sea a la vez el producto y el origen del “ambiente” requerido para profundizar esta experiencia en calidad y extenderla a otras áreas del quehacer académico, construyendo de manera autónoma, participativa y con relativamente bajo costo, un lugar de encuentro y convocatoria que cumple con los requisitos que para esta tarea establecen los estándares internacionales en la materia, permitiendo el acceso on line a los cursos, programas, bibliografía y curricula docente. Tal como lo enseñan la experiencia y la literatura especializada, los procesos de introducción del modo tecnológico, son no obstante, difíciles y requieren de la presencia de equipos especializados en el seguimiento y apoyo de las personas participantes, para generar de manera permanente nuevas instancias que los motiven, amplíen y actualicen su visión del uso de las nuevas herramientas tecnológicas y sus significados. Por cierto, esta dinámica generativa de nuevos espacios intelectuales, para alcanzar la dimensión de sustentabilidad y coherencia que sus proyecciones expansivas requieren, supone fundamentalmente dos cosas: concebir el proceso de acuerdo a etapas sucesivas y disponer del equipo humano y las condiciones necesarias para asegurar su continuidad en el tiempo.

En un primer momento, consideramos que para instalar AntLab resulta imperativo contar con un apoyo profesional socio técnico que consolide la iniciativa en el tiempo de acuerdo a criterios de continuidad expresados en una planificación de actividades relativos a la docencia, investigación y extensión, que cuenten de metas y objetivos de acuerdo a criterios verificables que permitan monitoreo, seguimiento y evaluación de acuerdo a resultados, al tiempo que se resignifica el proceso a través del rediseño participativo que implica la difusión de la iniciativa en el resto de los profesores y asegurar la debida utilización de los sistemas dispuestos por parte de los estudiantes.

Podemos avanzar esta idea, señalando que una vez realizados los pasos descritos de esta fase de instalación, las fases sucesivas de integración, debieran concebirse contemplando al menos la introducción paulatina de material docente en formato multimedia para conformar un archivo digital activo que permitiera el acceso a las diversas actividades de investigación, docencia y extensión generadas y así constituir la base académica de un posterior diseño de plataforma virtual de cursos por Internet según distintas modalidades diferenciales de participación universitaria.

Más allá del trabajo de investigación colaborativo de acuerdo a criterios dialógicos que permitan la definición de Áreas, se sugiere apuntar lo siguiente:

En nuestra opinión, la primera urgencia que enfrenta la enseñanza universitaria de la antropología, resulta de asumir que su rol actual en la sociedad del conocimiento, la identifica con los dos ámbitos estratégicos de “gestión del conocimiento” y de “comunicación”
[6]. En efecto, la universidad es una organización de “mediación múltiple” y es de acuerdo a ese nuevo paradigma que habrían de adecuarse sus proyecciones. El Laboratorio de Antropología Social, responde a estos criterios.

Entendemos que más allá de la referencia precisa a campos de acción por su naturaleza y función diversos, la mención a las estructuras operativas que van generando los nuevos temas sociales, por medio del AntLab abiertos o resignificados a las ciencias antropológicas, permiten comprender la magnitud de los desafíos y los niveles de exigencia que nos plantea la internacionalización de la realidad, así como la homogeneización de los mecanismos con que se debe enfrentar su complejidad.

Parece apropiado suscribir finalmente, los principios teóricos que fundamentan las opciones de desarrollo expresadas por la Triple Hélice[7], como motor de la sociedad del conocimiento, en tanto tendencia a la integración creciente, multifuncional y polisémica de gobierno, empresa y universidad.


***
[1] Atractor extraño: en teoría del caos, elemento de carácter estocástico que parece ordenar el sistema.
[2] Al decir de Edgar Morin: la sociedad se “antropologiza”.
[3] George Peter Murdock y su “Cross Cultural Survey File”. Yale University, 1937.
[4] “Methode et Enseignement”, Anthropologie Structurale, p.417. Plon, Paris, 1958.
[5] La UNESCO - y otras organizaciones internacionales-, promueve hace algunos años la utilización del concepto “Sociedad del conocimiento”, en lugar del de Sociedad de la información.
[6] Entendemos comunicación, no en el periodístico de generación de “noticias”, sino en el sociológico de “transmisión”, que remite al ámbito estratégico de “contenidos”. R.Debray, Introducción a la Mediología.
Plon, Paris, 2003).

[7] OCDE, 2007. Amplia documentación en http://www.ocde.org/

jueves, 6 de marzo de 2008